“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis… El que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación… ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (1 Corintios 14: 1,3 y 26)
Todos los cristianos, no importa el lugar donde nos encontremos, diremos que somos guiados por la Palabra de Dios. Sin embargo, uno ve grandes diferencias entre los diferentes grupos que profesamos la misma fe y tenemos la misma Biblia. Lamentablemente, se ve como el modernismo ha invadido a “la iglesia” Y eso genera controversias. Unos se quejan y otros se justifican diciendo que eso no es apartarse de las ordenanzas de la palabra, sino que el mundo cambia, y cambian las costumbres. Otros se amparan aduciendo que hay verdades y doctrinas generales y fundamentales y que tenemos que ser tolerantes.
Todos somos responsables del estado en el que se encuentra el testimonio de la Iglesia en este momento y no es culpándonos los unos a los otros que podemos aportar algo para mejorar, sino humillándonos delante del Señor y pidiéndole luz para vivir y hacer las cosas conforme a su voluntad.
Una de las principales causas de la ruina que vivimos, sino la principal, es la consecuencia de nuestra pobre vida espiritual. Una vida espiritual que enflaquece debido a la falta de separación del mundo y las cosas que están en el mundo. (1 Juan 10:6) Así como un falso contacto en un cableado eléctrico descarga las baterías, así nos vaciamos y contristamos al Espíritu Santo, cuando tenemos contacto con cosas que no debemos. y todo eso, luego se nota.
Pensamientos para reflexionar