“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5)
“Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana” Isaías 1:5,6)
Dios dijo acerca del hombre, luego que este comiera del árbol prohibido de la ciencia del bien y del mal: “He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal…” (Génesis 3:22)
Dicen que la palabra “sabiendo = conociendo” de ese versículo, en hebreo, entre otras acepciones, significa: “Decidir, determinar, llegar a la conclusión” Siendo este un derecho que le pertenece a Dios.
Mirándolo así, comprendemos bien la conducta del hombre que se levanta contra lo establecido por Dios, dictaminando por sí mismo lo que está bien y lo que está mal, siendo su propio “dios”
Consciente o inconscientemente, el ser humano, siempre levanta la bandera de su independencia no queriendo ser conducido por Dios. Cree y actúa como si tuviera la capacidad de decidir, de determinar por sí mismo y llegar a la conclusión de lo que está bien y lo que está mal, y así le va.
El hombre usurpa un derecho que no le pertenece, porque el que establece los estándares y dictamina lo que está bien y lo que está mal, es Dios.
Además, a pesar de tener conciencia del bien y del mal, tiene una naturaleza pecadora que, reconoce el mal y no puede evitarlo, y anhela el bien, pero no puede hacerlo como se propone; porque los designios de su corazón y sus pensamientos, se inclinan inevitablemente hacia el mal.
Pensamientos para reflexionar