¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? (Jeremías 13:23)
A veces, nos encontramos tan oprimidos por las circunstancias, que quisiéramos que repentinamente sucediera algo extraordinario, que cambiara todas las cosas. Nos encantaría, levantarnos y que todo fuera distinto, para comenzar todo otra vez desde cero, no cometiendo los mismos errores.
Esto, que parece utópico, con Dios es posible. ¡En Cristo se puede! (Mateo 19:26)
Algunos se niegan a creerlo, aduciendo que el carácter del hombre, su forma de ser, sus traumas, vicios, debilidades… harían imposible un cambio; pero, Dios dice: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5)
“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
El secreto del cambio, es estar en Cristo. No radica en fuerza de voluntad, constancia, dinero, salud…; porque la naturaleza humana, estropeada por el pecado, no puede sujetarse a la ley de Dios.
Alguien dijo: No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
Y podemos asegurar, que el hombre natural, seguirá haciendo siempre lo mismo: la voluntad de la carne.
La solución, está en reconocernos ante Dios como pecadores irremediablemente perdidos, y aceptar a Cristo como Salvador.
Dios, entonces nos perdona y transforma, pues nos comunica una nueva naturaleza donde todo cambia. Porque, de ahí en más, no solo, uno encuentra gusto en el bien, sino también la fuerza para poder hacerlo.
Pensamientos para reflexionar