“Dijo el Señor: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; antes se fueron tras la imaginación de su corazón” (Jeremías 9:13,14)
El hombre, ha probado a través de los siglos y las dispensaciones, que no puede manejarse a su arbitrio sin caer en las profundidades del mal.
Esto se manifiesta de una manera especial en el libro de los Jueces, cuando se dice: “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6, 21:25) Y por ende, se hundían en la idolatría, la violencia y el caos…
Esto es lógico. La Biblia dice que el hombre es manejado por la voluntad de su naturaleza, a la cual también, llama: “carne” y que “los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7)
Nacimos para gozar de comunión con nuestro creador y ser dirigidos por él. No se puede vivir sin Dios, fijando uno mismo las reglas de vida; porque el estándar de vida, lo pone Dios y no el hombre.
Vivir sin tener en cuenta a Dios, gobernados por nuestros pensamientos, nos lleva a hacer terribles experiencias.
Las personas necesitan a Jesús, como Señor y salvador en sus vidas.
Se dice comúnmente que uno puede hacer lo que le plazca, lo único que no podrá hacer, es evitar las consecuencias.
Si estás cansado de sufrir, y hacer malas experiencias, deja que tu vida la maneje Cristo.
Pensamientos para reflexionar