AVIVAMIENTO (2)

“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer” (Habacuc 3:2)

“Judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús…  y era magnificado el nombre del Señor Jesús… Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19: 10, 17 y 20)


Cuando la palabra de Dios es recibida como debe ser, sin cuestionamientos, sin escusas, ni nivelándola por comparación con lo que hacen los demás. Sin buscar que diga lo que nosotros queremos que diga, sino lo que realmente dice. Cuando a esa Palabra la recibimos con mansedumbre y la dejamos actuar en nosotros, produce el estado conveniente para un avivamiento.

Las personas ante la acción de la Palabra se ven como realmente son. Si son inconversas, la Palabra trabajará sus corazones por medio del Espíritu para convencerlos de pecado y los conducirá hasta que se rindan a los pies de Cristo. Si la persona ya es creyente, está palabra actuará en él maravillosamente (1 Tesalonicenses 2.13) y lo conducirá a enderezar su camino, porque escudriñará cada día las Escrituras para ver si como se congrega, si lo que le enseñan y si lo que vive como cristiano es así. (Hechos 17:11)

Si las creyentes, no son tocados fuertemente por la Palabra, no son quebrantados en humillación y arrepentimiento ante ella, no puede haber un avivamiento genuino. No le pidamos a las personas que tomen responsabilidades, que actúen en las reuniones, oren, prediquen, sino son primeros despertados por la Palabra y preparados por ella. Si no lo harán, pero será la carne, la que suplante la acción que solamente, puede producir efectivamente el Espíritu Santo.

Por lo tanto, oremos sí, pero por un verdadero avivamiento.


Pensamientos para reflexionar

www.lacuevadeadulam.com.ar  weblacuevadeadulam@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *