Todos los escritos
“Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12)
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2)
La gente puede pensar y enseñar lo que quiera acerca de la muerte, pero debemos recordar lo que está escrito: “Antes bien, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:4)
La Biblia enseña que cuando un creyente muere pasa a la presencia del Señor, y que “partir y estar con Cristo es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23) Esta es la porción bienaventurada de aquellos que “mueren en el Señor” (Apocalipsis 14:13) Para los que “mueren en sus pecados” (Juan 8:24) Es decir, aquellos que no quisieron saber nada de Dios y desecharon el mensaje del evangelio cerrándole su corazón a Cristo, la realidad es otra: Para ellos, morir es pasar a la eternidad cerrando los ojos en este mundo para abrirlos en el más allá, donde, conscientes de su condición esperan ser juzgados por sus pecados.
Dios no quiere que a los hombres les pase eso, por eso, mientras están con vida, se manifiesta en amor y les hace llegar las buenas nuevas de salvación. Luego de la muerte ya no hay más oportunidad de aceptar a Cristo como salvador.
Cada día experimentamos la fragilidad de la vida humana, la realidad de una vida efímera. Todos sabemos que un día más de vida, también es un día menos, por eso urge ponerse a cuentas con Dios. Y esto se resume en aceptar a Cristo como único y suficiente salvador.
Pensamientos para reflexionar
